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El TLCAN debe reducir la emigración forzada de mexicanos: Obispos de EE.UU.

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La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) debe tener como uno de sus objetivos reducir los flujos de migración forzada de mexicanos, consideró la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por su sigla en inglés).

Desde la perspectiva de los obispos, el TLCAN ha traído consigo una extensa transformación de la relación bilateral de su país con México, abriendo caminos de intercambio económico y cultural y creando un clima para una mayor cooperación en materia de seguridad.

“Es fundamental aprovechar esta oportunidad para mejorar los términos del acuerdo, incluyendo el abordaje de las causas-raíces de la migración que siguen obligando a muchos mexicanos a arriesgar el peligroso viaje hacia el norte”, dijeron en una carta dirigida al gobierno estadounidense.

“Abordar las condiciones económicas de las familias pobres en México, especialmente los pequeños productores agrícolas, así como el creciente desplazamiento impulsado por la seguridad, permitirá que nuestras relaciones bilaterales continúen evolucionando para beneficio mutuo de nuestros países”, añadieron.

La USCCB expuso que la renegociación del TLCAN ofrece una oportunidad única para abordar y reorientar el enfoque de la globalización.

“Si se quiere reducir la migración, creemos que debe hacerse mediante el alivio de las condiciones que impiden a las personas abandonar sus tierras. Cualquier acuerdo de comercio o inversión debe diseñarse de una manera que tenga como objetivo reducir la necesidad de emigrar”, dijo.

También expresaron que apoyan la protección de los derechos de los trabajadores, incluido el derecho a organizarse, así como el cumplimiento de las normas de los trabajadores internacionalmente acordadas.

“Nuestra preocupación por la pérdida de empleos en nuestras propias comunidades urbanas y rurales requiere que cualquier acuerdo vaya acompañado de compromisos firmes para ayudar a los trabajadores estadounidenses, así como a sus familias y comunidades, a enfrentar la tensión social y financiera de la dislocación que el libre comercio podría traer”, manifestaron los obispos.

De manera similar, apuntaron que su preocupación se extiende a las implicaciones de derechos humanos que cualquier acción de Estados Unidos puede tener para la gente de otros países, especialmente para los países en desarrollo. En particular, esto requiere que se preste especial atención a condiciones de trabajo seguras, horas de trabajo razonables, tiempo libre, salarios y otros beneficios sociales reconocidos.

Esto también exige compromisos para proporcionar ayuda, directamente o a través de instituciones internacionales, a los trabajadores desplazados y a sus familias en los países afectados por los acuerdos.

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