Kansas City Southern Railway Company (KCS) planea comprar 50 nuevas locomotoras e invertir entre 640 y 660 millones de dólares en 2019.
En cuanto a sus inversiones de 2018, estas sumaron 512 millones de dólares, por debajo de su plan de ejercer entre 530 y 550 millones de dólares.
KCS es el ferrocarril Clase I más pequeño y más antiguo en Norteamérica (justo detrás de Union Pacific Railroad y Canadian Pacific Railway).
En concreto, los gastos de capital que proyecta ejercer en 2019 se destinarán al crecimiento (45%), mantenimiento (43%), Tecnología de la Información y otros (8%) y PTC (4 por ciento).
El PTC es un tipo de control de tren obligatorio en virtud de la Ley de Mejoras a la Seguridad de los Ferrocarriles de 2008 (RSIA) en la mayoría de las rutas de pasajeros y ciertas rutas de carga (con pocas excepciones).
También la empresa estima registrar un crecimiento en el volumen de entre 3 y 4% en 2019, y un crecimiento de sus ingresos de entre 5 y 7% en ese mismo año.
Con aproximadamente 7,130 empleados al 31 de diciembre de 2017, KCS controla y posee todas las acciones de The Kansas City Southern Railway Company (KCSR), un ferrocarril de clase I de Estados Unidos fundado en 1887.
Por su parte, KCSR presta servicios a 10 estados región en el medio oeste y sureste de los Estados Unidos y tiene la ruta ferroviaria norte/sur más corta entre Kansas City, Missouri y varios puertos clave a lo largo del Golfo de México en Alabama, Louisiana, Mississippi y Texas.
KCS y el mercado mexicano
También KCS controla y posee todas las acciones de Kansas City Southern de México (KCSM).
A través de sus 50 años de concesión del gobierno mexicano, que podría expirar en 2047 a menos que se extienda, KCSM opera un corredor comercial clave del sistema ferroviario mexicano y tiene como ruta la Ciudad de México-Laredo, Texas.
Laredo es una puerta de entrada internacional principal a través de la cual una parte sustancial del tráfico de trenes y camiones entre los Estados Unidos y México cruza la frontera.