El hambre crónica en el mundo prevalece más en África y Asia, de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La OMC describe el hambre crónica como una situación prolongada. Las personas no logran acceder de forma constante a alimentos suficientes y nutritivos. Esto limita su salud, su productividad y el desarrollo económico. Además, el informe SOFI 2024 confirmó que los avances globales para erradicar el hambre siguen siendo insuficientes.
A pesar de los esfuerzos, el hambre crónica y la inseguridad alimentaria continúan en niveles altos, afectando a millones de personas en todo el mundo.
Hambre crónica en el mundo
Tras un fuerte aumento entre 2019 y 2021, la subalimentación mundial se mantuvo elevada. En 2023 alcanzó el 9.1%, muy por encima de los niveles previos a la pandemia. Esto equivale a entre 713 y 757 millones de personas con hambre, con una media estimada de 733 millones, es decir, 152 millones más que en 2019.
Aunque la mayoría de las personas subalimentadas vive en Asia, África sigue siendo la región con la mayor prevalencia de hambre crónica. En 2023, el 20.4% de su población padecía esta condición, muy por encima del 8.1% en Asia, el 6.2% en América Latina y el Caribe, y el 7.3% en Oceanía.
Entre 2021 y 2023, África registró un aumento de 1.1 puntos porcentuales, equivalente a 29 millones de personas más con subalimentación. En contraste, América Latina y el Caribe mostraron una leve mejora gracias al repunte en América del Sur. Sin embargo, entre 2022 y 2023 el hambre empeoró en Asia Occidental, el Caribe y diversas zonas de África, manteniéndose por encima de los niveles anteriores a la Covid-19.
Mujeres
De cara al futuro, las proyecciones indican que 582 millones de personas seguirán padeciendo hambre crónica en 2030, unos 130 millones más de lo previsto antes de la pandemia. África concentrará más de la mitad del total mundial.
La inseguridad alimentaria moderada o grave, según la escala FIES, también persiste. En 2023, afectó al 28.9% de la población mundial —unos 2,330 millones de habitantes—, de los cuales 864 millones enfrentaron una inseguridad alimentaria grave.
El hambre severa aumentó del 9.1% en 2019 al 10.6% en 2020 y se ha mantenido alta desde entonces. África registró la mayor inseguridad alimentaria, con un 58%, casi el doble del promedio mundial. En América Latina, Asia y Oceanía, las cifras oscilaron entre el 24.8% y el 28.2%.
Además, las zonas rurales sufren más que las urbanas. Y aunque la brecha de género se ha reducido, las mujeres siguen siendo las más afectadas por la falta de acceso a alimentos suficientes y nutritivos.