El 10% de los mexicanos superó la condición de pobreza entre 2018 y 2024, lo que equivale a 13.4 millones de personas.
Al mismo tiempo, 1.7 millones salieron de la pobreza extrema.
En México, la pobreza se mide con un enfoque multidimensional. Una persona entra en esta categoría cuando enfrenta al menos una carencia social. Puede ser rezago educativo, falta de servicios de salud o vivienda precaria. Además, sus ingresos no cubren lo básico.
La pobreza extrema marca un escenario más severo. Impacta a quienes tienen ingresos tan bajos que ni siquiera garantizan la alimentación esencial. A esto se suman tres o más carencias sociales.
Condición de pobreza
Nunca antes tantos mexicanos habían salido de la pobreza en tan poco tiempo. En seis años, el 10% de la población mejoró su condición. En 2018 eran 51.9 millones de personas pobres. Para 2024, la cifra bajó a 38.5 millones.
El gobierno atribuye este avance a nuevas políticas sociales, laborales y económicas. También al esfuerzo de empresarios, trabajadores y campesinos. Además, mejoró el acceso a seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación nutritiva. Sin embargo, persiste una alerta: 34% carece de acceso formal a la salud.
La paradoja surge con los datos del INEGI. En 2024, 68.8 millones buscaron atención médica y 68.6 millones la recibieron. Eso equivale al 99.7%. La opinión oficial de esto: mientras falta cobertura institucional, la atención efectiva muestra un resultado alentador.
Salario mínimo
En el primer trimestre de 2025, la pobreza laboral bajó a 33.9%. Es el nivel más bajo desde 2005, cuando comenzó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Además, representa una disminución de 1.9 puntos frente al año anterior.
El avance se atribuye a la política de recuperación del salario mínimo y del poder adquisitivo. Esto beneficia directamente a los trabajadores y a sus familias. La pobreza laboral mide a quienes, con su ingreso, no pueden cubrir la canasta alimentaria de todo el hogar.
El expresidente Andrés Manuel López Obrador, en el periodo 2018-2024, concentró poder en el Ejecutivo y dominó el discurso público. Durante su gestión redujo salarios del sector público y recortó el gasto no militar. Al mismo tiempo, elevó el salario mínimo, las pensiones y los programas sociales.
Sus políticas de reducción de la pobreza obtuvieron respaldo popular. Sin embargo, sus críticos destacaron que los índices de violencia e impunidad permanecieron altos.