La empresa japonesa Mabuchi Motor Company Limited Mabuchi Motor pidió a la USTR no subir aranceles a autopartes mexicanas en Estados Unidos, en las consultas sobre la revisión sexenal del T-MEC.
Anne Hoef, tesorera de Mabuchi Motor America Corp., fijó esta posición en la audiencia pública presencial del pasado 4 de diciembre.
Aranceles a autopartes mexicanas
Mabuchi Motor America Corp. nació en 1977. Desde entonces, opera con sede en Troy, Michigan, un suburbio ubicado a 34 kilómetros al norte de Detroit. Así, la compañía se integró al corazón industrial del sector automotriz estadounidense.
Esta filial suministra motores de corriente continua para elevalunas y asientos eléctricos en vehículos de Norteamérica y Sudamérica. Además, emplea a 38 personas a nivel local. A la par, colabora con almacenes de terceros en Michigan, Alabama, Texas y Ontario, Canadá.
A su vez, Mabuchi Motor America es una filial de propiedad absoluta de Mabuchi Motor Company Limited. La empresa matriz es líder mundial en motores de corriente continua. Por ello, la filial se consolida como un proveedor clave para la industria automotriz de América del Norte.
Producción mexicana
Hoef relató en la audiencia que Mabuchi Motor México es también una subsidiaria de propiedad absoluta de Mabuchi Japón y proveedor de Mabuchi América.
En 2014, Mabuchi México se consolidó como un centro estratégico de manufactura. Su objetivo fue atender la creciente demanda de motores de corriente continua para elevalunas —también conocidos como alzavidrios o alzacristales— y asientos eléctricos de los fabricantes automotrices regionales.
Según Hoef, esta decisión se impulsó por las condiciones favorables del T-MEC, que permitieron importaciones libres de aranceles desde México. La producción se trasladó de China a México en respuesta a los aranceles de la Sección 301, lo que generó empleos e inversión en Norteamérica.
“Se invirtieron millones de dólares en la construcción de la planta de Mabuchi México, y nuestros clientes tardaron varios años en validar las líneas de producción antes de poder adquirir nuestros motores fabricados en México para sus procesos de fabricación”, dijo Hoef.
Hoef argumentó que los aranceles sobre los motores de su empresa fabricados en México representarían una amenaza grave e inmediata para la estabilidad financiera de Mabuchi América. “Estos motores representan una parte sustancial de nuestras ventas anuales. Un costo arancelario abrupto e inevitable afectaría directa y drásticamente nuestro flujo de caja y rentabilidad”, dijo.
La empresa no tiene conocimiento de ningún fabricante de motores de corriente continua ubicado en Estados Unidos que fabrique este tipo de motor en un volumen que satisfaga la demanda de los clientes estadounidenses.