La producción de carne de res en Estados Unidos caerá en parte por una menor disponibilidad de novillos importados desde México, proyectó el Departamento de Agricultura (USDA).
México exporta becerros a Estados Unidos por la falta de pastizales y corrales de engorde. Además, influye la ventaja de Estados Unidos en la disponibilidad de forrajes. Por lo general, los terneros se envían tras la separación de sus madres. Llegan directamente a centros de engorde en territorio estadounidense.
Producción de carne de res en Estados Unidos
Sin embargo, el panorama ha cambiado. El USDA restringió las importaciones de ganado por motivos sanitarios. A partir del 22 de noviembre de 2024, se limitó el ingreso de ganado bovino y bisonte desde México. Esto ocurrió tras detectarse el gusano barrenador del nuevo mundo (GBN) en Chiapas.
Aunque el 1 de febrero de 2025 se reanudaron las importaciones bajo un nuevo protocolo, el flujo de novillos se redujo. Se necesitaron seis semanas para alcanzar solo el 68 % del volumen semanal registrado el año anterior.
Luego, el 11 de mayo de 2025, se suspendieron nuevamente las importaciones de ganado vivo, caballos y bisontes debido a nuevos hallazgos del GBN en el sur de México.
Como resultado, el USDA estima que la producción de carne de res en Estados Unidos caerá 5% en 2026. Las exportaciones también bajarán. Se proyectan en 2,495 millones de libras, 6% menos año tras año. Eso equivale a menos del 10% de la producción total, frente al 10% en 2025 y al 12% promedio de 2020 a 2024.
En este contexto, la menor oferta, los altos precios internos y la competencia de Oceanía siguen limitando la expansión de las exportaciones de carne de res estadounidense.
Proyección
La producción de carne de res en Estados Unidos seguirá bajando en 2026. El USDA proyecta un volumen de 25,140 millones de libras, lo que representa una caída del 5 % frente a 2025.
Esta sería la cuarta disminución anual consecutiva, tras el récord alcanzado en 2022. La baja producción se debe a varios factores. Entre ellos, destaca una menor disponibilidad de terneros prevista para 2025, así como un mayor número de novillas retenidas para reproducción.
Además, influye la caída en las importaciones de ganado vivo. Estos elementos reducirán el número de animales colocados en cebaderos a finales de 2025 y comienzos de 2026.