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¿LA ROBÓTICA ES EL FUTURO DE LA CIRUGÍA?

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Philippe Morel, cirujano en los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), es un misionero de la robótica médica. “La robótica es el futuro de la cirugía. Sin alternativa”, dijo el jefe del servicio de cirugía visceral, que efectuó por primera vez en Suiza, en 2010, una operación para establecer un puente gástrico (bypass) con apoyo del sistema quirúrgico Da Vinci, el más común en los quirófanos.

De acuerdo con la agencia de noticias suiza SWI, Morel controla los numerosos brazos del robot desde el otro lado de la sala de operación, al efectuar microincisiones en los tejidos de un paciente. El sistema robotizado es utilizado principalmente para las intervenciones ginecológicas, de la próstata y en las histerectomías.

Los hospitales públicos de Ginebra, al igual que algunas clínicas privadas del cantón son grandes seguidores de la cirugía robótica. HUG tiene tres robots Da Vinci. Ese estado de Suiza, de 400 000 habitantes, dispone de 6 de estas máquinas, en total. Es decir, la mayor concentración per capita local en el mundo.

Para Morel y su colega Monika Hagen, las ventajas técnicas del robot, en comparación con la cirugía tradicional, son muchas.

“Es mucho más fácil. Usted tiene más control. Realmente aprecio la libertad y la maniobrabilidad en espacios reducidos del cuerpo humano. La visión es excelente con dos cámaras que crean una verdadera imagen tridimensional. Esto ayuda realmente a identificar las estructuras que, de otro modo, no serían visibles. Cuando hay que volver a la cirugía sin esta técnica, resulta más doloroso”, indica Hagen, de acuerdo con la nota escrita por Simon Bradley.

Aquellos a favor del empleo de estas técnicas de apoyo robótico consideran que la cirugía endoscópica es muy poco invasiva, que reduce el dolor postoperatorio y la pérdida de sangre en el paciente, además de acortar su estancia en el hospital. Una opinión compartida por aquellos que ya han pasado por el quirófano con el empleo de estos robots. Recientemente, un foro en línea, animado por la televisión pública suiza RTS, recogió diversas impresiones sobre el tema.

Philippe, por ejemplo, indica que en 2009 debió pasar por una ablación de la próstata, con cirugía robótica. “Tuve menos secuelas y una recuperación rápida. Esto significó menos días en el hospital y la disminución de costos, además de un gran confort”, dijo.

Para operaciones como esta, ya no hay discusión alguna sobre las ventajas del uso de “dedos de acero”, indica Monika Hagen. No obstante, en otros ámbitos, el asunto aún es cuestionable.

En 2013, un estudio profundo del Colegio Estadounidense de Obstetría y Ginecología constató que la cirugía robótica no es la mejor en caso de histerectomías, dados los costos suplementarios que implica su empleo, en comparación con la intervención tradicional.

Repartir costos

De hecho, uno de los principales problemas de la cirugía robótica es el precio. Asunto también esencial en un país como Suiza, marcado por el alza constante de los costes de salud y de las primas del seguro médico, privado y obligatorio, para todos aquellos que viven en su territorio.

Un robot Da Vinci cuesta unos 1.3 millones de francos suizos. Pero los hospitales que lo adquieren deben también comprar instrumentos suplementarios utilizables entre 10 y 20 veces, como máximo. Además, el robot debe tener un mantenimiento anual.

Para que un robot Da Vinci sea financieramente rentable, los hospitales deben efectuar entre 150 y 300 operaciones anuales, durante seis años. Es el cálculo de Emmet Cole, experto texano en esta tecnología, citado en un artículo del Financial Times.

El sistema del HUG ha efectuado 1853 operaciones robotizadas desde 2006. Monika Hagen dice que los cirujanos tienen suerte, puesto que no se ha establecido ningún tope financiero para el empleo de estas herramientas. Ginebra ha logrado repartir adecuadamente los elevados costos de la compra de los aparatos y también ha conseguido ahorros, gracias a las numerosas operaciones de puentes gástricos, con menos complicaciones, menos gastos postoperatorios y menos días de convalecencia en el hospital.

Demasiado numerosos

¿Habría un riesgo de que aumentaran los costos de las pólizas mensuales del seguro médico privado en Suiza a causa del uso de estos robots? Santésuisse, la organización helvética de aseguradoras de gastos médicos, dice que no.

“Pero existe el riesgo de que los hospitales equipados con robots practiquen más operaciones de las necesarias para rentabilizarlos”, indica el portavoz de Santésuisse, Christophe Kämpf.

Los hospitales de Suiza tienen actualmente 27 sistemas de cirugía robótica.

Christophe Iselin, cirujano de HUG, experimentado en la robótica, estima que tal vez haya demasiados de estos aparatos, especialmente en la parte germanófona del país. “Está claro que un buen número de robots en Suiza no son utilizados al nivel de su potencial. Su subutilización contribuye al aumento a los costos de salud”.

¿100% seguros?

Pero esto no es todo. Los aparatos no son infalibles.

Un documental de la emisión televisiva Temps présent (de la televisión pública RTS), difundido en marzo, indica que en EE UU, el número de operaciones malogradas con robots Da Vinci se había incrementado en los últimos años, de 130 en 2005, a más de 6 000 en 2013 y 2014.

Según la Administración Estadounidense de Alimentos y Drogas (FDA), más de 200 personas sometidas a estas operaciones robotizadas murieron en la última década. La agencia revela también que Intuitive Surgical, la empresa que produce el robot Da Vinci, corrigió defectos de la máquina.

Pese a esas estadísticas estadounidenses inquietantes, Swissmedic, la organización que supervisa la reglamentación en el sector médico suizo, parece imperturbable.

Citada por la RTS, Karoline Mathys, jefa del sector de vigilancia del mercado de Swissmedic, declara: “Según mis conocimientos, tenemos este robot en Suiza desde 2008 y solo ha ocurrido un puñado de incidentes. Cuando uno piensa en la complejidad del aparato, es poco”.

En Ginebra, Philippe Morel y sus colegas aseguran que jamás han tenido un accidente con estos instrumentos. Según Morel, el mayor riesgo para los pacientes, sigue siendo el propio cirujano.

“En algunos años no habrá 6, sino 15 robots Da Vinci en Ginebra. Y esto en diferentes disciplinas. En 15 o 20 años, las cosas habrán cambiado mucho. El paciente querrá ser operado con el apoyo de un robot, ya que esta asistencia técnica refuerza la precisión”, considera el experto cirujano.

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